Edwin Moses ve House



Sabemos bastante de la vida, obra, dispersiones y otros asuntos de nuestro Edwin Moses. Ahora bien, a qué dedica el tiempo libre y si lo hace viendo la televisión como el resto de mortales era algo que ignorábamos hasta el momento. Pues resulta que ya lo sabemos porque tenemos chivatazo anónimo. Y sí, el tiempo libre lo entretiene igual que los demás. Iniciamos pues una serie de comentarios periódicos sobre sus series televisivas favoritas. Compartimos preferencia con algunas. Otras no, sinceramente. Aún así y siendo quien es, se las consentimos. Comenzamos con House y aquí, nada tenemos que reprocharle. Se ha Escrito un Crimen, El Equipo A, El Coche Fantástico, Anatomía de Grey, Caso Abierto, Fiscal Chase y similares, ya es otra cosa. Pero que quede claro desde este instante: a misa va lo que a él le gusta.

HOUSE

Un estornudo en consulta de médico del seguro y te vas a casa con receta de Rupafín. Como te de por estornudar ante Gregory House no solo no te vas a casa sino que te ingresa... después de insultarte.
Especialmente aburrido, con la pierna doliéndole horrores y muy necesitado de entretenimiento, decide a las bravas que lo tuyo no es catarro de moco o alergia de polvo. Y de serlo ya se encargará el de complicártelo.
Acabas de quedar en manos del cabrón ególatra más desconfiado, borde, desalmado y sádico de toda la historia de la medicina televisiva.
Ya estás encamado y con los tubos puestos. Empieza la función.

House
reúne a sus lacayos para el recitado de sospechosos habituales con nombre propio y genéricos tipo infección bacteriana masiva, estafilococos, garrapatas, multicocos, atrofia neurológica neopolar, sífilis, enfermedad autoinmune.... Mientras hace malabares con el bastón, se relame sabiendo que no dicen más que sandeces. Pasa entonces a fustigarlos en turno riguroso con sexismo, xenofobía, homofobia, clasismo e impertinencias variadas a secas. Ya a gusto, se traga a palo seco tres vicodinas y renquea a la pizarra agarrado al rotulador para rumiar diagnóstico. Escribe, descarta el Lupus (nunca es Lupus) y reparte tareas. Cameron a la punción lumbar, TAC y antibióticos de amplio espectro. Chase y Foreman al allanamiento de domicilio con revoltura de cajones, cata de agua del grifo, inspección de frigorífico, comprobación de deposiciones de paloma en alféizar y metida de mano en alijo de botiquín de baño con especial atención a bajos de fregadero.
Si el TAC o la punción cantan algo, tipo masa tumoral, entra en acción Wilson, el sufrido oncólogo que ejerce de Pepito Grillo y amigo-sparring de House, para comunicarte que lo tuyo es un cáncer. Te lo comunica con sensibilidad oncológica responsable mientras Cameron te aprieta un hombro o te coge de la mano y hasta, con un poco de suerte se enamore de ti dado que la ponen terminales y tullidoí. Se entiende así que Chase ande tan falto de esperanzas.
Si no es cáncer y el resultado del allanamiento no aporta pruebas en tu contra, House te acusará de mentirle y volverá a convocar reunión de habituales.
Otro enredo pizarra- rotulador, tachaduras, nuevas ocurrencias, nuevas impertinencias y remesa nueva de vicodina sin agua. Conclusión: te mueres y no saben de qué aunque sobran candidatos. Si apareciera u apareciese Cuddy en sus labores de dominátrix administrativa con llamada al orden, habrá tensión sexual con House recordándole que aunque se le esté pasando el arroz, el tanga rojo que lleva le parece excesivo. En pleno intercambio de grosería fina suena código rojo: te están dando espasmos de poseído, tienes los riñones para diálisis, el hígado para trasplante y en el vientre te ha florecido un melonar. Después de rajarte la garganta para un tubo porque, cómo no, los pulmones andan también de respiración caída, hay bajona general con aceptación unánime de que la cosa está mala tirando a muy jodida. Es el momento crítico y la ocasión de que alguien diga el sinsentido de turno que enciende la bombilla housiana en la mejor tradición Serlock Holmes, Miss Marple, Jessica Fletcher o Poirot. Plano corto de House con cara de ardilla y solución del caso. ¿Te salvarás?. Pues sí pues no. Depende. Eso sí, el diagnóstico acertado y él un genio. Luego a casa en moto, una cerveza, música guapa de negros doloridos cantando lo mal que lo pasaron cosechando algodón y él a solas con la última toma de vicodina. Fin. Capitulo siguiente con alguien estornudando o rascándose unas pústulas en su presencia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

nadie se ha dado cuenta de que rodolfo vilches (el tambien borde medico de nuestro hospital central), aparece recordandole a house quien es el mas rompecojones al principio de la tercera temporada bajo el seudonimo de inspector tritter?

he aqui la prueba:
http://i18.photobucket.com/albums/b119/13becky13/ghgh.jpg

Anónimo dijo...

bueno, sí, Vilches tiene lo suyo, pero es un borde de andar por casa tipo Jiménez los Santos. Y el personal que tiene para insultar pues no tiene comparación. A ver si va a ser lo mismo meterse con Rusti que con Foreman¡¡¡ y ya la diferencia entre Teresita, la marujona cotilla y nuestra Cuddy, pues como comparar un chicharro con una lubina

Anónimo dijo...

que bueno el montaje de la foto, es genial¡¡¡¡ porfa, uno posando juntos House+lacayos y Vilches con los suyos¡¡¡¡¡¡