Moses: nuestro principio y nuestro fin

El pasado abril, el SSEC-12 (Servicio Secreto de Espionaje y Contraespionaje de la Gran Patria de Sión y las Doce Tribus), rama especial ultrasecreta del MOSSAD israelí, se vio obligado a abrir parte de sus archivos a petición del grupo laborista de La Kneset (Parlamento Israelí). Entre los documentos que vieron la luz pública, se hallaba el que aquí mostramos. La fotografía está tomada en pleno centro de Tel-Aviv durante una manifestación que tuvo lugar a principios de los años 80 y en la que se protestaba por los asentamientos ilegales de colonos judíos en los Altos del Golán.

El reputado erudito árabe Asuff Ben-Harami-Hadin El Barhein, que reside en Granada tras su jubilación como Profesor Emérito de la Universidad Nasser-Assuan-Al Saladín de El Cairo, ha tenido la deferencia de estudiar para nosotros este documento fotográfico. A continuación reproducimos parte de sus prolijas conclusiones que en extensión de 246 folios tuvo a bien hacernos llegar.

"...Es de todo punto admisible que la cimitarra que porta el ciudadano es reliquia que bien pudiera remontarse a la época del Sultanato de Al Harun el Benévolo, así conocido por ser el más tolerante de los sultanes que entre los siglos XV y XVI gobernaron el Imperio Otomano de Occidente. Al Harun consintió cristiandades y otros descarriós de fe en un intento por aglutinar devotos entregados a un solo Dios... el lienzo que sostiene es una de las telas rituales con las que tribus oriundas de los confines bereberes engalanaban sus Jaimas ante el advenimiento de especiales fechas o grandes rituales, tales como casamientos, nacimientos de semovientes, canje de camellos y hasta algunos enterramientos de santos locales o profetas. Tal es así pues que dicho lienzo resulta una ofrenda sin parangón y debe entenderse en su sentido metafórico como una reivindicación hacia la persona que lo titula. Leyéndose claramente el apellido MOSES con el signo griego delante, la interpretación no es otra que Moses alfa y omega o principio y fin, de lo que puede y debe traducirse como MOSES ES NUESTRO PRINCIPIO Y NUESTRO FIN..."

Edwin Moses ve House



Sabemos bastante de la vida, obra, dispersiones y otros asuntos de nuestro Edwin Moses. Ahora bien, a qué dedica el tiempo libre y si lo hace viendo la televisión como el resto de mortales era algo que ignorábamos hasta el momento. Pues resulta que ya lo sabemos porque tenemos chivatazo anónimo. Y sí, el tiempo libre lo entretiene igual que los demás. Iniciamos pues una serie de comentarios periódicos sobre sus series televisivas favoritas. Compartimos preferencia con algunas. Otras no, sinceramente. Aún así y siendo quien es, se las consentimos. Comenzamos con House y aquí, nada tenemos que reprocharle. Se ha Escrito un Crimen, El Equipo A, El Coche Fantástico, Anatomía de Grey, Caso Abierto, Fiscal Chase y similares, ya es otra cosa. Pero que quede claro desde este instante: a misa va lo que a él le gusta.

HOUSE

Un estornudo en consulta de médico del seguro y te vas a casa con receta de Rupafín. Como te de por estornudar ante Gregory House no solo no te vas a casa sino que te ingresa... después de insultarte.
Especialmente aburrido, con la pierna doliéndole horrores y muy necesitado de entretenimiento, decide a las bravas que lo tuyo no es catarro de moco o alergia de polvo. Y de serlo ya se encargará el de complicártelo.
Acabas de quedar en manos del cabrón ególatra más desconfiado, borde, desalmado y sádico de toda la historia de la medicina televisiva.
Ya estás encamado y con los tubos puestos. Empieza la función.

House
reúne a sus lacayos para el recitado de sospechosos habituales con nombre propio y genéricos tipo infección bacteriana masiva, estafilococos, garrapatas, multicocos, atrofia neurológica neopolar, sífilis, enfermedad autoinmune.... Mientras hace malabares con el bastón, se relame sabiendo que no dicen más que sandeces. Pasa entonces a fustigarlos en turno riguroso con sexismo, xenofobía, homofobia, clasismo e impertinencias variadas a secas. Ya a gusto, se traga a palo seco tres vicodinas y renquea a la pizarra agarrado al rotulador para rumiar diagnóstico. Escribe, descarta el Lupus (nunca es Lupus) y reparte tareas. Cameron a la punción lumbar, TAC y antibióticos de amplio espectro. Chase y Foreman al allanamiento de domicilio con revoltura de cajones, cata de agua del grifo, inspección de frigorífico, comprobación de deposiciones de paloma en alféizar y metida de mano en alijo de botiquín de baño con especial atención a bajos de fregadero.
Si el TAC o la punción cantan algo, tipo masa tumoral, entra en acción Wilson, el sufrido oncólogo que ejerce de Pepito Grillo y amigo-sparring de House, para comunicarte que lo tuyo es un cáncer. Te lo comunica con sensibilidad oncológica responsable mientras Cameron te aprieta un hombro o te coge de la mano y hasta, con un poco de suerte se enamore de ti dado que la ponen terminales y tullidoí. Se entiende así que Chase ande tan falto de esperanzas.
Si no es cáncer y el resultado del allanamiento no aporta pruebas en tu contra, House te acusará de mentirle y volverá a convocar reunión de habituales.
Otro enredo pizarra- rotulador, tachaduras, nuevas ocurrencias, nuevas impertinencias y remesa nueva de vicodina sin agua. Conclusión: te mueres y no saben de qué aunque sobran candidatos. Si apareciera u apareciese Cuddy en sus labores de dominátrix administrativa con llamada al orden, habrá tensión sexual con House recordándole que aunque se le esté pasando el arroz, el tanga rojo que lleva le parece excesivo. En pleno intercambio de grosería fina suena código rojo: te están dando espasmos de poseído, tienes los riñones para diálisis, el hígado para trasplante y en el vientre te ha florecido un melonar. Después de rajarte la garganta para un tubo porque, cómo no, los pulmones andan también de respiración caída, hay bajona general con aceptación unánime de que la cosa está mala tirando a muy jodida. Es el momento crítico y la ocasión de que alguien diga el sinsentido de turno que enciende la bombilla housiana en la mejor tradición Serlock Holmes, Miss Marple, Jessica Fletcher o Poirot. Plano corto de House con cara de ardilla y solución del caso. ¿Te salvarás?. Pues sí pues no. Depende. Eso sí, el diagnóstico acertado y él un genio. Luego a casa en moto, una cerveza, música guapa de negros doloridos cantando lo mal que lo pasaron cosechando algodón y él a solas con la última toma de vicodina. Fin. Capitulo siguiente con alguien estornudando o rascándose unas pústulas en su presencia.