Fiebre Blaxplotation del sábado noche


Sábado que ya es domingo a las cuatro de la madrugada. En un zapeo exploratorio pillo lo que sigue y me quedo.

Un negrazo con la cabeza salvajemente cardada, camisa amarilla con cuello alerones Concorde ribeteados en pespunte naranja, pantalón paquetero blanco con pernera plaza de toros, se da de hostias con un semejante de raza e indumentaria que no de color: el semejante ha sacado del fondo de armario una camisa rosa pasión con lunares púrpura y un pantalón verde acelga.
Vuelan las bofetadas a rodabrazo y las visitas reiteradas a riñones, hígados y bazos. La paliza anda equilibrada hasta que aparece una navaja de tamaño más que respetable y el de la camisa rosa pasión con lunares púrpura, le lanza un tajo al de la camisa amarilla incrustándosela en un hombro.

El camisa amarilla crispa el rostro, insulta ("cerdo fascista de mierda, cabrón, cobarde, rata amarilla traidora"!!!), intenta sacarse la navaja y sigue peleando. Todo a la vez.
El camisa rosa aprovecha que el otro anda muy ocupado y huye en plan taimado mirando para los lados por si hay alguien gipándolo. Como están en una especie de almacén vacío y roñoso, no hay nadie salvo una familia de aguarones que andan a lo suyo. El herido aprieta los dientes, suda como si lo estuvieran regando con una manguera y a dos manos se opera a si mismo sacándose la navaja con regodeo: centímetro a centímetro. Ni un ay se le oye.
Corte y plano siguiente.

Casa setentera rabiada de decoración con el rojo, el amarillo y el naranja peleados. Una señora negra que parece Pam Grier (y que no es Pam Grier) zascandilea de una habitación a otra, haciendo como que hace algo y vestida como para ligar en una wiskeria de alterne. En estas suena el timbre. La calcomanía de Pam Grier pone cara de mucha extrañeza, en plan quien llamará a estas horas. Abre sin comprobación de mirilla, aunque la tiene, y se encuentra en el felpudo al de la camisa amarilla, bastante estropeado aunque con la chulería intacta porque lleva la navaja en la mano como quien lleva las orejas y el rabo para dar la vuelta al ruedo. El diálogo contiene todo lo que siempre quisimos decir en semejante momento: qué te ha pasado, como me vienes así, mira que te lo dije, te llevo al hospital, no voy a ninguna parte, tu trae vendas, aguja e hilo y pon agua a hervir.

Me entero que él se llama Black, ella Corinne y el ex propietario de la navaja Leroy. Deduzco además, por las confianzas que gastan, que Black y Corinne fornican con status de pareja de hecho. También, que él es el bueno y ella una periodista comprometida. Mientras Black le sangra la casa y pone cara de ir a perder el conocimiento, ella le suelta una arenga que palabra más, palabra menos, viene a durar como cinco minutos. Versa sobre la injusticia que los negros sufren de mano de los blancos, de cómo esa injusticia viene cometiéndose desde que los raptaron en Africa para llevarlos a América encadenados en barcos bodegueros y lo mucho que los antiguos amos blancos los explotaron, vejaron y humillaron. Que ya escribirá ella en su periódico un artículo y que él, en vez de protestar robando a los blancos para dárselo a los negros pobres, mejor estaría haciendo la revolución de palabra y no de obra que eso solo trae disgustos y hace que se mezcle con gentuza.

Cómo es mujer además de feminista negra revolucionaria, aprovecha para recriminarlo por los disgustos que le da, su falta de compromiso a crear una familia y ya puesta, que le ha manchando la alfombra y el felpudo y esas manchas no se van y va a tener que tirar felpudo y alfombra. Pero claro, él es un egoísta que solo piensa en si mismo y claro, ella no pinta nada y....
Se queda con la palabra en la boca cuando él cae al suelo como un saco de patatas. Como parece que la cosa va en serio, Corinne se arrodilla a su vera, le da unos meneos tirándole del brazo herido, le golpea el pecho, le hace el boca a boca, le limpia el sudor con los bajos de la falda, echa unos lloros y se mesa las manos a lo desesperado. El no reacciona, mayormente porque debe estar en coma. Ella aún insiste de palabra: "Black, háblame, cariño, ¿estás bien?, dónde te duele???, por favor, Black, contéstame, me estás asustando!!!". Por fin, trota toda loca a la cocina a hervir agua y a rasgar unas sábanas para hacer vendas.

Corte. Acción siguiente. En una cama como para tener pesadillas, un Black mejorado y empanado en vendas jura vengarse del tal Leroy: ya se va a enterar en cuanto él esté en condiciones de cortarle los testículos y hacérselos tragar sin lengua ni dientes porque piensa dejarlo sin la una y sin los otros antes de pasar a trabajarle el escroto. Entra Corinne llevando una bandeja con un tazón que tiene toda la pinta de ser caldo de pollo y echa el resto en frase antológica haciendo temblar el caldo y de paso los pechos: "Black, tengo miedo". Respuesta: "Un hombre no teme más que a su sombra". En demostración de poderío, con vendas y todo y sin que se le salte un punto, la toma allí mismo en escena larga y calenturienta.

Luego ya vienen los preparativos de venganza y la colaboración de un policía blanco vestido de Sérpico que ayuda a Black a terminar con Leroy, que además de mala persona es proxeneta. Regenta un prostíbulo, eso sí, sin asomo de racismo. Tiene blancas, chinas, negras, latinas y otras razas minoritarias, prostituyéndose para él bajo los efectos de la heroína. Black y el policía irrumpen en el local de Leroy armados hasta los dientes y dispuestos para una escabechina por todo lo alto. Posponen la sangría pasmados con la música de piano que ameniza la velada en el lupanar.

Plano corto del pianista: ojos idos y bajos, cara de estoy pero no estoy, cuerpo encogido. Es Edwin Moses. Apuesto el mando a distancia que es Edwin Moses. El final es de órdago: el prostíbulo y todo lo colindante quedan como Hiroshima, Leroy y sus secuaces como coladores: el agujero de bala más pequeño que presentan dejaría pasar medio melón. Las descarriadas salen ilesas y retornan a sus lugares de origen sin pasar por rehabilitación. Eso sí, una de ellas aún tiene tiempo de pagarle en carne a Black la salvación. Black y Corinne acaban en boda con el policía haciendo de padrino y toda la comisaria a la que pertenece de invitados. Fin.

Títulos de crédito. La película se llama Sweet Sweetback's Badasssss Song y la dirige Melvin Van Peebles (padre de Mario, sí). El cast está encabezado por Liberto Malsan (Black), Rhetta Hughes (Corinne), Horatio Johnson (Leroy) y Bob Chumsky. Banda sonora de Earth Wind and Fire y el propio Melvin en labores también de guionista. Y tenía razón, allí está: Edwin Moses as himself. Busco datos de la película en el IMDB y los hay: "una de las mejores blaxplotation de todos los tiempos... de lo mejor del maestro del género Melvin Van Peebles... acción negra en estado puro, adrenalina, violencia, venganza y sexo sin censuras...".

Busco más sobre Sweet Sweetback's Badasssss Song y encuentro en boca de Melvin lo siguiente: "...reuní el dinero pegando sablazos a mis amigos y conocidos, les decía que iba a hacer una película para presentar a los Oscars. Cuando me pedían que les enseñara el guión les metía una bronca, el rollo ese de que un artista no pone nada por escrito, que lo tiene todo en la cabeza. Ya ni recuerdo cuantos guiones les conté... Cuando empecé a rodarla no tenía ni permiso de rodaje, el equipo técnico no había visto un dólar y tuvimos que alquilar la cámara en una tienda de empeños. Nunca la devolvimos, todavía tengo el resguardo... Los Earth Wind and Fire eran colegas, teníamos unas timbas de pocker tremendas los viernes por la noche y en una de esas partidas trajeron a un chico con ellos y me lo presentaron diciendo que era el genio del siglo, que tenía que oírlo tocar. Y sí que era verdad que era un genio de la música aunque con las cartas era un desastre. Perdió hasta la camisa. Le dije que no se preocupara que pensaba cobrármelo con una actuación en la película que estaba preparando. Le dije, Edwin, vas a pagarme tocando el piano, tú improvisa, piensa que has ido de putas y no tienes pasta para ellas, pero que por un buen polvo tocas lo que quieran oír. Y tocó, vaya si tocó. Hasta tuvo un lío con Rhetta y eso que parecía un panoli que no había echado un polvo en su vida".

6 comentarios:

Anónimo dijo...

igual no hemos visto la misma película porque en la que yo vi titulada así no pasaba eso...

Anónimo dijo...

bah, total, las blaxplotation son todas iguales, se titulen como se titule. Mismamente como las de Chuck Norris o Van Damme, que igual da que sean cosechadores de pepinos o policías o tasadores de antiguedades, si no es más que una excusa, el caso es repartir patadas y hostias y que ganen los buenos.

Anónimo dijo...

quien quiera que haya escrito la historia, ha confundido "Sweet Sweetback´s Badasssss" con "Sweet Black Song". O sea, el argumento de la historia que habéis subido al blog, pertenece a "Sweet Black Song", que por cierto, es más desconocida que la otra que pasa por ser la obra maestra de Melvin Van Peebles. Para mí, en cambio, "Sweet Black Song", le da cien vueltas. Es brutal no solo por la violencia descarada que gasta sino porque nunca se había visto semejante cantidad de carne al descubierto y lo de los polvos, pues a manta y la banda sonora acojonante y ya la fotografía y el color, de no dar crédito. Hay que verla¡¡¡¡

Anónimo dijo...

ya, hay que verla... pero dónde??

Anónimo dijo...

TCM la puso de madrugada hace como tres semanas, lamento no recordar la fecha exacta. supongo que la repetirán porque suelen hacerlo constantemente, lo de repetir pelis, digo. Caerá cualquier día otra vez, no hay más que ver que Doctor Zhivago la ponen un día sí y tres no.

Anónimo dijo...

Pues si que va ser verdad que Doctor Zhivago la ponen un día sí y otro no. En lo que va de mes la han pasado como diez veces.